El panorama económico actual está condicionando todo el comercio, eso es ya para todos una evidencia, y a priori, la franquicia, en general, parece mejor preparada para afrontar la incertidumbre que nos acecha.

Nos encontramos en un momento crucial en nuestro modelo de negocio. Ahora más que nunca hay que volver al planteamiento teórico de lo que debe ser una buena franquicia y probablemente sólo los que velen por el beneficio conjunto de la cadena, manteniendo el mismo nivel de márgenes para ambos (franquiciador y franquicias), por la estabilidad de sus franquiciados, aumentando temporalmente sus expectativas de negocio y por dar entrada a estos últimos en las esferas de toma de decisión pertinentes, aprovechándose de la proximidad de las franquicias con los clientes, saldrán reforzados de la delicada situación en la que se haya nuestra economía. Es el momento de aunar esfuerzos, de olvidarse de las vacas gordas y de pensar en mantener intacta toda la estructura de la empresa e incluso aprovecharse de las debilidades ajenas para no perecer.

Esto sería lo ideal, lo necesario, pero realmente está sucediendo lo contrario, parece que en la franquicia se ha instalado el “sálvese el que pueda”. A razón del tipo de consultas que estamos recibiendo en nuestra sede y lamentablemente del número de ellas. La mayoría de las cadenas andan un tanto despistadas. Lo más sencillo para cualquier franquiciadora es apretar a sus franquicias, es muy goloso a la vez que sencillo, intentar trasladar parte de la cuenta de resultados de las franquicias a la empresa matriz, exigir volúmenes de compras sin capacidad de devolución, cambios de imagen caprichosos e injustificables, ofertas y campañas de publicidad encaminadas a esos fines y no a la situación real del mercado y un largo etcétera de artimañas de idéntico estilo. Ante este panorama los franquiciados están empezando a moverse, se cuestionan las decisiones de las matrices, su oportunidad, su justificación…y ello en principio no es bueno para las empresas.

Por otro lado muchas empresas que no habían franquiciado nunca comienzan a hacerlo ahora, es curioso que sea en tiempos de crisis, cuando más complicado resulta sacar un negocio adelante, cuando surjan nuevas oportunidades para franquiciarse, lo cierto es que nadie quiere asumir riesgos y para eso la franquicia parece ser la fórmula elegida por los grandes. La solución para algunas franquiciadoras es desprenderse de sus tiendas propias o incluso franquiciar a sus propios empleados, este hecho desvirtuará los datos globales de la franquicia y habrá que esperar un tiempo para ver si estas maniobras darán el fruto esperado. Mucho nos tememos que se producirán cierres.

Algunas otras empresas se han lanzado al mercado exterior a buscar lo que este mercado ya no les ofrece. Este hecho en sí no es malo, todo lo contrario, es importante que las empresas matrices alcancen una gran dimensión, el hecho de pertenecer a una gran cadena es beneficioso para todos. El peligro viene sobre la manera de iniciar esta aventura exterior. Hemos observado que algunas compañías disminuyen su esfuerzo publicitario local cuando deciden salir fuera, por otro lado salir no implica tener éxito eso supondrá que gran parte de los recursos financieros y humanos de la empresa se destinen al exterior lo que puede acarrear problemas al mercado local.

José Augusto Sánchez

Presidente AEDEF

Asociación Española para el Desarrollo y Defensa del Franquiciado

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